Vistas de página en total

martes, 28 de abril de 2015

Un mensaje desde Nepal

Edificios colapsados en Nepal. 
Fuente: CNN.com


Hasta el momento casi 4.600 personas fallecidas. Más de 9.000 heridos. Cerca de 8.000.000 de afectados a lo largo de Nepal y 1.000.000 de niños con necesidades de urgencia. Números que estremecen a uno tanto como la tierra bajo los pies de los nepaleses, que sintieron en carne propia el poder destructivo de un terremoto, el día sábado 25 de abril pasado
Las imágenes son desoladoras y escalofriantes. Devastación, dolor e impotencia por doquier. Los que por suerte sobrevivieron a los derrumbes durante el peor momento del terremoto, viven para sufrir la etapa posterior a un desastre natural de esta magnitud. La crisis sanitaria, la falta de preparación, la escasez de recursos y las omisiones del pasado. Omisiones que llegan al presente para juzgarnos.
Científicos, geólogos y diversos especialistas ya habían previsto que un evento de esta magnitud podría llegar a tener lugar en base a mediciones de campo y monitoreo que venían llevando adelante diferentes miembros de la comunidad científica, ya que toda la región afectada (Nepal, India, Tibet y el sector de la cadena del Himalaya) es una zona muy activa, motivo de análisis permanente de la comunidad sismológica mundial.
¿Y que hizo Nepal al respecto siendo uno de los países menos desarrollados del planeta? Lo mismo que hizo la pobre Haití en 2010. Presenciar impávidamente, con triste impotencia, su propia ruina. De acuerdo a un informe de Ingenieros Sin Fronteras (Reino Unido) el 80% de las construcciones en Nepal son informales, sin asistencia de ingenieros ni controles de ninguna clase. También surge la necesidad de asistir luego del desastre a través de caminos destruidos, con hospitales derrumbados, sin energía eléctrica o con plantas de agua potable colapsadas. No debe sorprender el resultado de esta mezcla terrible de vulnerabilidad y riesgo.
Realmente como ingeniero mucho se puede hablar de la situación. Quiero poner solamente de relevancia algo para que el lector piense y analice. Nosotros no somos Nepal, tenemos todas las posibilidades para desarrollarnos en las medidas de nuestras posibilidades y sin embargo, muchos eligen ser como Nepal o como Haití, no por falta de normas, no por falta de ingenieros, ni por falta de estudios científicos relacionados, sino por desconocimiento, por capricho, por costos y muchas razones más que tiene por fin minimizar la fuerza de la naturaleza.
Conviene en este punto hacer la triste comparación entre Haití y Chile. Haití, el país más pobre del mundo tuvo 200.000 muertos a causa del terremoto de 2010 y una ruina total. Un mes después Chile, un país con una cultura sísmica ampliamente desarrollada y con recursos, bajo el efecto de un terremoto que libero casi 200 veces más energía que el de Haití, conto con 525 muertos y severos daños en su infraestructura.
Nepal se ha sumado este sábado a la penosa lista de países como Haití. Debemos imperiosamente escuchar el mensaje de esa pobre gente que no tuvo otra opción, hacia los que si la tenemos. Queda en cada uno de nosotros hacer un examen de conciencia y preguntarnos en que lista queremos estar cada vez que creamos que la naturaleza no merece respeto.