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miércoles, 20 de marzo de 2024

EL MOMENTO IDEAL PARA INVERSION EN CONOCIMIENTO


 

Con sesenta días de gestión del Presidente Javier Milei y un escenario precario, resulta normal que la ansiedad y la incertidumbre se apoderen de los pensamientos a la hora de planificar actividades a mediano plazo o al momento de definir acciones en nuestras empresas.

Sin embargo, siendo mas racionales y objetivos, resulta interesante el análisis de situación que nos presenta nuestro país, aún con una inflación galopante superior al 15% mensual y con diarias muestras del marcado déficit de infraestructura que poseemos, donde los ciudadanos sufren las consecuencias de la falta de planificación, obras y soluciones a largo plazo.

 

 

Proyectos en Tiempos de Incertidumbre Económica

La situación económica actual de Argentina se caracteriza por una combinación de inflación, recesión y un clima de incertidumbre que ha afectado a diversos sectores. Muchos economistas pueden explicarlo de manera clarificadora con datos concretos, tanto históricos como actuales. Sin embargo, como cualquier ciudadano argentino mayor de 50 años, puedo afirmar desde mi empirismo que no ha sido la primera crisis de este tipo en el país.

Ahora bien, en este contexto desafiante, y con una política “disruptiva” como la que plantea Javier Milei, donde (al menos desde lo enunciativo) se desean hacer las cosas de manera diferente para esperar un resultado distinto, la inversión en conocimiento emerge como una estrategia potencialmente sólida y resiliente. Los beneficios de invertir en estudios de campo, recolección histórica de datos, planificación, proyectos de ingeniería en todas sus etapas, análisis de factibilidades de inversiones, priorización de proyectos, etc se presentan a todas luces como una prioridad estratégica, no solo de la política sino también del sector privado.

 

Contexto en Argentina

En las últimas décadas, Argentina ha enfrentado siempre escenarios complejos que no ha sabido resolver eficientemente, lo que se agudizó en los años de postpandemia, cerrando el año 2023 con una inflación anual del 211% según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).

En particular el año pasado fue muy contraproducente. Según el informe “Perspectivas económicas mundiales: Región de América Latina y el Caribe” (enero 2024), Argentina experimentó una caída del 2,5% del PBI, cuando la región ALC creció moderadamente un 2,2%, principalmente por el “contexto de una elevada inflación, condiciones monetarias restrictivas, debilidad del comercio mundial y fenómenos meteorológicos adversos”.

Nuestro país se encuadra en la descripción de problemas regionales, pero multiplicados por el impacto extremo de la sequía, la incertidumbre institucional con elecciones desdobladas por todo el país y la impericia en el manejo de una crisis económica que vino a exponer una dirigencia política que no pudo controlar una inflación creciente sino que además la multiplicó hasta valores solo registrados tres décadas atrás, desatando una crisis de confianza que desafía la toma de decisiones para inversiones de todo tipo.

En este marco, al menos para el bienio 2024-2025 el Banco Mundial espera un crecimiento regional y nacional moderado pero siempre de la mano de las materias primas. Es decir que algun evento climático o comercial no previsto, nos pondría de vuelta en un escenario complejo. (1)

Cuadro de texto:   

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Fuente: Perspectivas económicas mundiales: Región de América Latina y el Caribe - Enero de 2024 – Banco Mundial (1)

 

Beneficios de invertir en conocimientos

Ante este contexto enigmático, donde se requiere optimización de los recursos físicos, económicos y financieros, pero además es obligatorio un riguroso análisis de las acciones y decisiones, la inversión en conocimiento es una prioridad.

La inversión en proyectos de ingeniería, especialmente en infraestructura básica, siempre ha sido el punto de partida para el desarrollo económico, para mejora de la productividad, la competitividad y un medio por excelencia para atraer las inversiones nacionales o extranjeras tanto en modalidad de préstamos de organismos multilaterales o mediante la participación público privada.

A lo largo de la historia, estos momentos de crisis ayudan a visibilizar que no existe mejor manera de solucionar un problema que anticiparse al mismo. Por este motivo, la mejor forma de prevención es invertir en ingeniería, en ciencia, en técnica, en investigación.

Por este motivo, ante un gobierno que se autoproclama “disruptivo” con un escenario parlamentario de tercios, se presenta una oportunidad propicia para una verdadera transformación cultural, para consolidar acuerdos de largo plazo y cambiar el mind setting que tantos problemas ha traído a nuestro país. La inversión en conocimiento paga con creces pero requiere un cambio rotundo de visión estratégica.

 

Un componente vital de progreso económico

Existen numerosos datos y ejemplos concretos que muestran que la inversión en planificación y proyectos de ingeniería es un componente vital para el progreso económico y el desarrollo sostenible en todo el mundo. Muchos países destinan recursos significativos a este fin (sobre todo el rubro privado), lo que se traduce en beneficios económicos tangibles, tanto a corto como a largo plazo. Estas inversiones no solo mejoran la infraestructura física, sino que también fomentan la innovación, la competitividad y la creación de empleo.

Tenemos varios ejemplos numéricos concretos aportados por cifras relevadas por el Banco Mundial, en relación a la inversión en I+D como % del PBI, definiendo investigación y desarrollo como “trabajo creativo realizado sistemáticamente para incrementar los conocimientos sobre la humanidad, la cultura y la sociedad, y el uso de los conocimientos para nuevas aplicaciones. El área de investigación y desarrollo abarca la investigación básica, la investigación aplicada y el desarrollo experimental”. Paises como EEUU. China, Dinamarca o Alemania rondan entre el 2,4% al 3,5% de su PBI en inversión de I+D, tanto pública como privada. Brasil ronda el 1,13%, Argentina el 0,52%  (2)

Comparando realidades, es claro que hay una relación directa entre las inversiones en planificación e ingeniería y el tamaño de la economía. Inviertiendo en conocimiento mejora la productividad, la  eficiencia de bienes y servicios proporcionando infraestructura moderna y tecnológicamente avanzada que permite al ecosistema productivo ser más eficientes y competitivos en un mundo globalizado.  

El verdadero eje de cambio: planificar o lamentar

En un informe del Banco Mundial, las investigadoras concluyen que las necesidades de financiamiento de infraestructura de países en desarrollo como el nuestro requieren entre el 2 y el 8% del PBI por año para que en 2030 se puedan alcanzar objetivos internacionales como el acceso universal al agua, el saneamiento y la electricidad; mayor movilidad; mejora de la seguridad alimentaria; mejor protección contra inundaciones; y una eventual descarbonización total, al tiempo que se limita el gasto en nueva infraestructura al 4,5% por ciento del PBI al año, dejando muy bien aclarado que invertir en infraestructura no es suficiente; mantenerlo también importa. Un buen mantenimiento también genera ahorros sustanciales al reducir el costo total del ciclo de vida del transporte y la infraestructura de agua y saneamiento en más de un 50 por ciento (3).

 

Ello es altamente dificultoso de lograr con un país con déficit de ingeniería con el nuestro, muy especialmente en el sector público. Solo es posible a través del fomento de una industria del conocimiento privada, que debe convertirse en la piedra basal de la construcción de una nueva realidad. Los datos numéricos respaldan la capacidad técnica de las consultoras de ingeniería para realizar trabajos que favorecen la correcta toma de decisiones, permite la priorización de las inversiones, logra la ejecución de más y mejores proyectos, no solo con costos razonables sino con procesos predecibles de construcción y de futuro mantenimiento, tanto en la parte pública como privada.

Está demostrado el beneficio de la inversión en proyectos y conocimiento como salida para resistir la inflación u ofrecer oportunidades financieras que muchas veces están buscando posibilidades de inversiones rentables, pero dificilmente se puedan materializar sin proyectos viables o acordes a las exigencias actuales. Además, los inversores que consideran estas variables no solo buscan rendimientos financieros a corto plazo, sino que nuestras acciones contribuyan al desarrollo sostenible y la estabilidad económica del país.

De esta manera, resulta fundamental (y a todas luces urgente) la inversión en conocimiento como una prioridad política. Uno de los ejes de cambio real, en el actual contexto político, debe responder ineludiblemente si resulta conveniente planificar o lamentar, como ha sucedido en las últimas décadas.


 

Referencias

(1)    Perspectivas económicas mundiales: Región de América Latina y el Caribe - Enero de 2024 – Banco Mundial - https://openknowledge.worldbank.org/server/api/core/bitstreams/7fe97e0a-52c5-4655-9207-c176eb9fb66a/content

(2)    https://datos.bancomundial.org/indicador/GB.XPD.RSDV.GD.ZS?locations=AR-DE

(3)    Rozenberg, Julie, and Marianne Fay, eds. 2019. “Beyond the Gap: How Countries Can Afford the Infrastructure They Need while Protecting the Planet” (Overview).- Sustainable Infrastructure Series. World Bank, Washington, DC. License: Creative Commons Attribution

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